César Aira vino a Berlín en 2012 y lo invitamos a dar una charla en la universidad. Yo trabajaba con su obra en mi doctorado y, por eso, fui el encargado de hablar con él y de presentarlo.
Ese evento fue difícil para mí. Yo sentía que no le hacía las preguntas correctas y que no encontraba de dónde tirar. Además, no era fácil resumir el valor y las peculiaridades de sus libros ante un público que no los conocía casi.
Pero él, afortunadamente, seguía con sus cosas. Y hablaba desde ahí.
Una vez terminada la charla, mi directora de tesis, Susanne Klengel, lo invitó a cenar. Y yo, una vez terminada la cena, le pregunté si podía hacerle una entrevista.
Él dijo que sí. Y yo, contento, le tomé una foto.
Acá está la entrevista, publicada originalmente en alba magazin:
Gracias a César Aira, por su disposición. A Susanne Klengel, quien permitió ese evento, nos invitó a comer y acompañó mis lecturas. Al equipo actual de alba, que autorizó la publicación de la entrevista, y al equipo de entonces, que participó en la redacción y escogió el título. A Karina Theurer, por la traducción.