deas para apoyar el teatro en Colombia
Juan Rodríguez Pira
El Espectador, 2012
Imagen: toma de pantalla de la página del festival
Una guía de obras destacadas, transmisiones en vivo por televisión y la asignación de un mentor para apoyar a los nuevos dramaturgos son algunas de las propuestas que podrían mejorar este arte en el país.
Este viernes empieza el festival de teatro “Theatertreffen” de Berlín, tal vez el más significativo de Alemania y uno de los más importantes de Europa. Pensar en cómo funciona y qué atrae este festival nos da luces para impulsar el teatro en nuestro país.
El mecanismo es simple: un jurado elige las diez obras más destacadas del año anterior en los países de habla alemana y las invita a Berlín. Junto a las obras hay premiaciones, conversatorios, conciertos y presentaciones de nuevos dramaturgos. Hasta ahí no habría diferencia con otros festivales del mundo, pero si nos detenemos a pensar en la calidad del teatro alemán vemos que este festival es determinante.
Antes de seguir con el festival repasemos el panorama del teatro alemán. Empecemos con cifras: casi 25 millones de alemanes adultos dicen ir de vez en cuando a teatro u ópera y más de dos millones van con frecuencia; 14 millones de adultos van al menos una vez al mes a una actividad cultural (teatro, ópera o concierto) y en la última temporada los teatros públicos tuvieron casi 19 millones de visitas.*
La calidad no se puede resumir, apenas sus efectos. Todos los que venimos de fuera quedamos sorprendidos con el teatro acá y muchos vienen a estudiarlo. Varios coincidimos en apreciaciones como “en mi país el teatro no me tocaba tanto”, “quiero robarme esa idea” o “yo iba muy de vez en cuando”. Hay obras que perduran en las conversaciones y el público llora y aplaude con fuerza. Las entradas se compran con anterioridad y es normal que se agoten. Por ejemplo, no sé si recuerden que al Festival Iberoamericano del 2006 fue “¿Quién le teme a Virginia Wolf?”; pues esa obra estuvo en el “Theatertreffen” del 2005 y sigue llenando el teatro hoy.
Ahora bien, ¿cómo participa el festival “Theatertreffen” en el éxito del teatro en Alemania? Las razones son varias. Primero, el festival presenta al público una selección de las obras más destacadas del año anterior. Si bien los criterios de un jurado son siempre discutibles, para el público es crucial tener una lista. Si alguien quiere ir a teatro y no sabe qué elegir, lo primero que se le ocurrirá será una obra premiada o comentada.
Otra razón es el reconocimiento. Estar en la lista es considerado un premio: los artistas son honrados y las salas se consagran. Y no sólo eso: la lista ayuda a crear una noción de canon en el teatro alemán. El público y los estudiosos pueden así aislar el teatro en determinando momento e intuir corrientes y cambios; el que quiera ser revisionista tiene buen material con estas listas. Por ejemplo, este año hay dos obras hechas por grupos que no pertenecen a ninguna sala y ya se están preguntando por el nuevo rumbo del teatro.
Tener esta lista de “lo más representativo” sirve también para evaluar políticas públicas y administraciones de las salas. Los gobiernos locales miden así si el dinero destinado a cada teatro se está reflejando en invitaciones y los directores artísticos de cada sala empiezan a sacar números sobre su gestión.
Otra razón es la notoriedad que adquiere el teatro en la vida cotidiana y los medios durante esos días. Al igual que en los festivales de Bogotá, todo el mundo quiere estar ahí, los medios lo cubren bien y la ciudad también aporta. En ese sentido los festivales de Bogotá tienen más alcance, pues el “Theatertreffen” no se nota tanto en las calles, pero los alemanes tienen una idea que les podemos tomar: las transmisiones. Toman algunas obras y las presentan en horario triple A en televisión y pantallas públicas; los presentadores se paran junto a los teatros y se comportan como transmitiendo premios, con vestidos elegantes, fotos y preguntas.
Otro evento llamativo es el “mercado de obras”, clave para descubrir nuevos talentos. Cada año hay una convocatoria para dramas inéditos y los cinco mejores se leen ante el público. Se le llama “mercado de obras” porque es allí donde se comercian los derechos de las obras y los nuevos dramaturgos se dan a conocer.
Hay muchas charlas –todas gratis– con directores, dramaturgos y actores; con autógrafos, chismes y fotos. Por último, otra buena idea es el trabajo con los “padrinos”: grupos estudiantiles presentan proyectos en los que les gustaría trabajar con un director o dramaturgo que admiren, participan en la convocatoria y el padrino los ayuda después. Este año unos estudiantes de la Universidad Libre de Berlín están dichosos con René Pollesch.
Todo esto cuesta dinero, dirán algunos, pero no es algo imposible de hacer. Cuando se habla del éxito del “modelo alemán” no sólo se está hablando de economía. Las ideas de este festival se pueden utilizar para consagrar nuestro teatro, para que lo recordemos y veamos más. El “Theatertreffen” es una iniciativa pública, patrocinada por mucha gente; y la gente cree en el poder de la producción cultural y lucha por tener notoriedad en ella. Nuestros festivales van bien y, entre más ideas traigamos, mejor les puede ir.
* Fuente: Informe anual del “VuMA” (Verbrauchs- und Medienanalyse); similar a nuestro “Estudio General de Medios”.