La cocaína, un negocio elocuente
Sobre CeroCeroCero de Roberto Saviano
Juan Rodríguez Pira
Imagen: video publicado por
El Universal, de México, en el que se muestra el libro que tenía el Chapo Guzmán
(CEO del Cartel de Sinaloa), cuando lo capturaron
Días temáticos, 2016
Al leer CeroCeroCero uno se siente conversando con ese amigo que solo piensa en plata. Aquellas palabras que uno le oye a quienes se definen como un MBA pululan en el libro; pero, a diferencia de los libros de autosuperación empresarial, en este caso el vocabulario de negocios resalta la ubicuidad de la cocaína. Siguiendo con el ejemplo del MBA, CeroCeroCero sirve para clases de historia empresarial: ahí vemos cómo el mercado muta mientras nos hablan de visionarios y coyunturas.
Algunos disidentes de la carrera de economía creíamos huir de una mentalidad inescapable, como si cierta lógica empresarial no fuera una implantación de gente con poder que busca mantener privilegios. Nos veíamos sin opciones y elegíamos el cinismo o el humor al notar que esta mentalidad invadía tantos espacios.
CeroCeroCero me recordó algunas lecturas de universidad, pero añadiendo un giro. Si en las clases de economía se nos explicaba cierta mentalidad mercantil como si fuera una observación objetiva, en CeroCeroCero se mostraba cómo esa misma mentalidad era una implantación imparable. Es más, el diseño editorial de la edición inglesa se asemeja al de esos libros de negocios vendidos en los aeropuertos: gordito, con letra grande y papel grueso; es como si apelara a los mismos lectores, enfatizando así la ironía del gesto editorial.
Saviano desarrolla una tesis que ya había expuesto en Gomorra: la mafia no se aprovecha de la economía de mercado; la mafia replica y propulsa esta economía. Redactado después de la última crisis financiera, CeroCeroCero describe un negocio que no sólo sobrevivió a ella, sino que la amortiguó con su liquidez y las millonadas que lavaban los bancos. La cocaína no orbita alrededor del dinero: el dinero orbita alrededor de la cocaína.
Leer testimonios de mafiosos me hizo sentirme en un seminario de oficina. Un mafioso describe su éxito y uno oye a un gerente retirado. Lo dicho por él es exactamente igual de pertinente para un gerente de marca junior o un mafioso en ciernes: uno debe hacerse indispensable y tener intuición; hay que conocer y predecir a los clientes; los contactos son cruciales para escalar y sobrevivir; uno debe ofrecer algo que, como una identidad de marca, lo singularice y destaque.
El comercio de la cocaína resume una mentalidad y una época. Al seguir la historia de comisionistas exitosos vemos cómo evoluciona el comercio entre liberalizaciones, acuerdos e individualismos. Así como en la economía rechazamos monopolios y promovemos la competencia, en el narcotráfico surgen agentes eficientes que luchan y se reparten la producción, logística y distribución.
Si bien algunos historiadores empresariales evaden a vacas sagradas, Saviano se pasó de nombres propios y denuncias al escribir Gomorra. Desde entonces vive bajo protección policial y cambiando de domicilio constantemente.
Resalto la situación de Saviano porque me recordó cómo una investigación afecta a alguien. En un momento de CeroCeroCero él se pregunta por qué sigue en ese camino si le dañó la vida y pone en peligro a los que quiere; también se pregunta de qué sirve conocer historias crueles y mezquinas.
Y la respuesta que da Saviano es tan elocuente como perturbadora: seguirle el rastro a estas transacciones es medir una verdad. Como muchos artistas o periodistas, Saviano siente que debe mostrar aquello que los demás no pueden o no quieren ver.
En el capítulo donde brotan estas preguntas se describe el entrenamiento de los ejércitos al servicio de la mafia. Recuerdo este aparte pues, al hablar de la instrucción de los mercenarios, Saviano dice algo que aplica a muchos agentes: “La ferocidad es aprendida”.
Nadie por sí mismo llega a la abominación de estos ejércitos o capos: la crueldad se enseña, ejercita y transmite. Por eso me gustaría pensar que esa manera de comerciar no es natural; me gustaría pensar que la avaricia y el individualismo también han sido cebados e impuestos.
PD. Otro mérito de CeroCeroCero es describir la cocaína como un negocio mundial. Otra canallada de la guerra contra las drogas fue decirle a los países productores que ellos son los únicos malos del paseo, como si el precio de la droga se multiplicara solito y no hubiera otras mafias.